jueves, 8 de enero de 2015

Gil Evans - Where Flamingos Fly (1971)

Otro de esos discos que caen en el olvido dentro de las estelares carreras de sus autores, Where Flamingos Fly nunca caló demasiado ni vio más reedición que la de 1989 en CD. Cuando se le ha prestado algo de atención, ha sido minusvalorado como mero álbum de transición hacia los sonidos más psicodélicos/fusioneros de la orquesta de Evans en los 70, cosa por otra parte cierta, pero que deja de lado la impecable calidad de su contenido.

Lo que tenemos se resume en un par de versiones y otro par de composiciones reutilizadas de anteriores discos como Hotel Me (bajo nombre de Jelly Rolls) y, obviamente, Where Flamingos Fly. Pero Gil pretendió y consiguió dotar al conjunto de un aura mucho más festiva, efusiva y ácida que su sacrosanto material de mediados de los 60, resultando en un disco maravilloso y complicado a la par que digerible y ameno. Cualquiera que conozca la música del canadiense puede hacerse una idea de lo que va encontrar con estas palabras. Momentos muy destacables son el alegre monólogo de trompeta durante Zee Zee, la versión de Naña, que pasa de una incipiente psicodelia a unos grooves fusioneros hiper pegadizos, y la increíble versión de 20 minutos de El Matador, que si ya era uno de los temas más personales, emotivos y penetrantes de Kenny Dorham, se ve aquí transformado en una verdadera jam ácida colectiva, con sobresaliente actuación de Howard Johnson al saxo barítono.

¡YEAH!

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